martes, 19 de mayo de 2015

Yo, Claudio

Libro. Excelente novela de corte histórico de Robert Graves; lo encontré en un pequeño bazar local en la módica cantidad de $40.00, la portada me atrajo y lo compré. Debo mencionar que no había leído nada de Graves previamente, así que a partir de las primeras líneas de la novela quedé atrapada en su red de sentimientos, descripciones e intrigas palaciegas.

Claudio (tiene un nombre larguísimo), así que por ahora sólo será Claudio el Tonto, o Claudio el Idiota, que la verdad, de idiota y de tonto no tenía ni un pelo. Las intrigas dentro de la familia imperial romana liderada por Augusto y Livia (¡qué personajazo!) pertenecientes dos de las familias con más alcurnia de la antigua Roma, son el pan de cada día para todos. Las repercusiones de las decisiones hechas dentro del núcleo familiar impactan a todo el Imperio, que para ese entonces era el más grande del mundo.

Una serie de trágicos sucesos en la vida familiar hacen de Claudio emperador de Roma, y en ese proceso se aprecia de manera completa la forma en que Graves trató el entrañable personaje de Claudio, que fue humillado, indeseado, y hasta insultado por miembros de su propia familia, pero a la vez se aprecia la personalidad sabia del personaje y su fidelidad para con la gente que quiere. Y en los cuales también podemos observar, analizar y conocer la podredumbre de las altas esferas del poder desde tiempos remotos. 

Yo, Claudio ha sido uno de esos libros en los que he necesitado breaks literarios (leer otra cosa mientras estoy en proceso de leerlo) porque es demasiado complejo, pero de una complejidad bastante interesante. Después de leerlo he investigado conceptos que  no me quedaron del todo claro después su lectura, como una manera de comprender de forma más clara todo el universo que Graves creó con esta obra maestra. Posteriormente, me enteré de que hicieron una s
erie basada en el libro: 

Serie. La adaptación a la pantalla chica de Yo, Claudio es una verdadera joyita. La pueden ver en YouTube; el cast es perfecto, todos y cada uno de los personajes expuestos en la obra literaria se encuentran perfectamente encarnados en su versión televisiva, desde Claudio (Derek Jacobi) hasta la soberbia Livia (Siân Phillips) en sus respectivos papeles. La serie está dividida en trece episodios y cabe mencionar que las actuaciones son buenísimas.

Después de un maratón de dos días de Yo, Claudio terminé tan traumada que hasta en sueños me expresaba de la manera en que lo hacían los personajes de la serie. Así o más loca.


En la obra de Graves y en la serie aparece el indómito Calígula, cosa que me inspiró a ver la película del mismo nombre con el super hombre Malcolm McDowell encargando a este grandísimo hijo de puta (que no lo era, por cierto, Agripina era una muy buena mujer). 

No es precisamente una adaptación de la obra de Graves, pero en ella aparece el sobrino nieto de Claudio, Calígula (Botitas) interpretado por McDowell (La Naranja Mecácanica) con todo su ego y locura ondeando al viento. Considerada casi como una película porno, la verdad es que los excesos ahí mostrados se quedan cortos a los que probablemente se sometía el propio emperador para saciar su retorcida hambre de placer y poder. 

Es curioso como el leer un libro y ver dos películas me han enseñado más sobre los romanos que doce años de educación básica en este bendito país.

sábado, 2 de mayo de 2015

Tokio Blues (Norwegian Wood)

Libro. Antes de leer a Murakami siempre había pensado "¿Por qué todo el mundo parece rendido a sus pies? Los que me han recomendado sus libros parecen bajo un hechizo, ¿a poco es tan bueno?" Fuck yes, he's that good

Había leído reseñas sobre su trabajo, pero no me había llamado la atención especialmente (la literatura japonesa no me atraía mucho...), pero, un día, dando vueltas en la sección de libros de Sanborns (uno de mis pasatiempos favoritos) lo vi y decidí comprarlo para matar un poco mi curiosidad...

Murakami es el maestro en crear las situaciones más bizarras que uno se pueda imaginar en lo referente al sexo, a la muerte, al amor. Los protagonistas, Watanabe, Naoko y Midori (<3) son tres adultos jóvenes en una época crítica en la política académica japonesa de finales de los 60's. Sus historias se entrelazan en un vaivén donde la música de aquel entonces es el telón de fondo para un sin fin de emociones y sentimientos permanentes o pasajeros... Debo mencionar que este libro me sacó unas carcajadas como pocos lo han logrado, debido a la escritura sin pelos en la lengua que posee Haruki, y también, cómo no, lloré y berré como una colegiada con cambios hormonales, todo en un combo maravilloso, escrito deliciosamente, y también tengo que mencionar que una acaba enamorada sin remedio de Watanabe. 

Película. El director, Tran Anh Hung, hizo un trabajo PERFECTO al capturar el espíritu del libro. El cast de los personajes principales no pudo haber sido mejor, el sentimiento que tienen los diálogos y ese sentimiento que tenemos los lectores del tipo "¡Eso lo dice en el libro!" es genial. Las locaciones son maravillosas; no tenía (ni tengo aún) mucha noción sobre geografía japonesa así que mientras leía el libro fue un poco difícil para mí imaginarme el lugar y el entorno de las grandes ciudades de Japón, cosa que conseguí a la perfección con la película. 

Sin embargo, se quedó un poco corta en relación a la historia de Reiko Ishida, me hubiera encantado ver la cara que ponía Watanabe cuando le relató su historia de vida. Y ni que decir del soundtrack, perfecto e impecable como todo.


Malinche

Ya, estoy de vuelta. Después de ires y venires intelectuales, físicos y emocionales.

Malinche de la queridísima y desmadrosísima Laura Esquivel. Digo desmadrosa porque la vi en una entrevista con las Netas Divinas y la verdad la doña se la rifa, tiene un espíritu libre y plática para siglos. 

Este libro también ha sido producto de mis pesquisas e intercambios en esta ciudad de Ángeles, nunca había leído nada de la Esquivel, sinceramente. Sé que escribió Como Agua Para Chocolate, pero no, no lo he leído. y en este caso particular me ganó la curiosidad, como siempre.

Malinche (que en realidad significa Amo de Malinalli) es relatado desde un punto de vista ajeno, como si de los dioses se tratara; se relata la vida de Malinalli, que a todos en la escuela nos enseñan a odiar por preferir a un extranjero que a su propia gente, pero ¿cuánto de esto es verdad? ¿Qué posibilidades tendría un ser humano que no es dueño ni de su propia vida? ¿Y qué decisiones tomaríamos si fuéramos esclavos? ¿Y si mentir fuera nuestro único medio para salvar la vida? Todas estas interrogantes son contestadas de manera poética, la narración es de una profundad que te hace conectar con esa parte indígena que hay en todos los mexicanos, porque TODOS, señores, somos mestizos. Y Malinalli es precisamente, una esclava que ha ido pasando de mano en mano, con una habilidad sorprendente para aprender idiomas nuevas y adaptarlos para transmitir el mensaje, con el tiempo se convierte en la llave de Cortés para conquistar al mundo prehispanico, pero ¿qué pasa por la mente de una esclava cuando ve la matanza de su gente y no se atreve a abrir la boca por miedo a que a ella también la maten? Por ejemplo, la matanza de Cholula....

Vivo a escasos kilómetros de Cholula y sinceramente este pasaje me dio fuerte y bonito. El saber que a una distancia corta ocurrió una masacre a manos de un pelado como Cortés me provoca un sentimiento de impotencia y de rabia, ¿se imaginan lo que sintió Marina? ¿Qué pasaba por su mente? 

Esquivel mueve la pluma como si conociera a la Malinche de toda la vida, y es que su investigación dio un fruto realmente hermoso y lleno de alabanzas a nuestros antiguos dioses. Un libro que vale la pena leer mil veces porque siempre tiene una enseña nueva que dar.